BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 15/08/2019

EN SEGURIDAD, ACCIONES NO PALABRAS

Uno de los temas más complejos para el gobierno de Ignacio Peralta es el relativo a la inseguridad pública. Desde el 2008, Colima ha registrado un índice delictivo al alza, en gran parte propiciado por la misma violencia delincuencial generalizada en todo el país, así como por la importancia estratégica que reviste el estado, sobre todo el puerto de Manzanillo, como ruta del trasiego de droga.

Estos dos factores convergieron, junto con el aumento del narcomenudeo en las colonias de las zonas conurbadas, para aumentar la violencia. Ahora bien, esto no se resuelve con palabras y echarse la culpa, la bolita como en el juego de la papa caliente. Se requieren de acciones contundentes.

Veo positivo, en ese sentido, la inversión histórica que ha hecho el gobierno de Ignacio Peralta en el tema de inteligencia, al presupuestar más de 800 millones de pesos para la construcción del C5I, lo que implica también la instalación de cámaras de vigilancia en puntos estratégicos para combatir el crimen.

Creo que esa es la ruta más factible, al fortalecer el trabajo de inteligencia y coordinación entre las diferentes instancias de gobierno. Las cámaras no sólo son un factor disuasivo, sino que constituyen material de evidencia inobjetable y que será fundamental para la etapa de procuración de justicia, no sólo de la persecución del crimen.

También, hay que destacar, la entrega de 39 patrullas para la fiscalía y policía estatal, con una inversión superior a los 25 millones de pesos, unidades que serán fundamentales para renovar y fortalecer el parque vehicular de esas dependencias, fundamentales en la prevención y persecución de los delitos.

Qué bueno que el gobernador entiende que es con acciones concretas como se puede mejorar el tema de la seguridad pública, dejando de lado las manidas declaraciones y sobre todo, especialmente, asumiendo su responsabilidad. Todavía falta precisamente eso: que los otros actores políticos, especialmente los alcaldes, asuman también su responsabilidad y realicen gestiones para fortalecer la infraestructura en seguridad pública.

Más que la Guardia Nacional, que generará un paralelismo con las fuerzas armadas, lo que se requiere es fortalecer los cuerpos de seguridad pública y profesionalizarlos. En la Ciudad de México, por ejemplos, las instituciones policiacas están podridas totalmente. Y prueba de ello son los escándalos de violaciones de jovencitas y los enfrentamientos entre policías coludidos con el crimen.

Ahora, la Guardia Nacional se ve como un producto milagro, que con su sola presencia contribuirá para disminuir las incidencias delictivas. Puede ser un factor disuasivo, pero lo más importante es generar las reformas estructurales necesarias para realmente fortalecer a las dependencias encargadas de prevenir el crimen, así como las que se centran en impartir justicia.

Se requiere esa integralidad, que haya esa eficiencia en todo el aparato de justicia del país. Porque no puede ser que por un lado se capture a delincuentes y, por el otro, se liberen alejando faltas al debido proceso. Mientras eso no se solucione, el problema de seguridad seguirá imperando.