BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 03/08/2019

AMLO VS AMLO

En la democracia mexicana se extraña la figura de López Obrador… ¡pero desde la oposición¡. Y es que actualmente no hay un actor político que critique al presidente y se configure en un verdadero contrapeso político-mediático, salvo, quizá, Porfirio Muñoz Ledo, quien ha señalado con dedo flamígero la política migratoria mexicana auspiciada por Trump y respaldada por el gobierno de la 4T.

Nos llegan, desde las reminiscencias del internet, las declaraciones del propio López Obrador criticando un crecimiento económico del 0.8 por ciento en los tiempos del peñanietismo, indicador que ahora se nos antoja enorme comparado con el 0.1 de crecimiento en este pasado trimestre.

No deja de ser chusco ver los twitters del Andrés Manuel opositor, con sus frases lapidarias condenando un crecimiento tan pequeño, y ahora ver la justificación de un crecimiento marginal, exiguo, casi inexistente del 0.1 por ciento, que el presidente celebra al afirmar que “estamos bien”.

Se extraña al otrora AMLO encabezando manifestaciones y plantones, cuando en Tabasco, con la aquiescencia del presidente y el empuje de Morena y un gobernador emanado de ese partido, criminalizan la manifestación pública, en aras del orden social. Y el presidente ahora lo acepta, lo consciente.

Si esta legislación se hubiera aprobada en los noventas, López Obrador todavía estaría en la cárcel por los movimientos que encabezó, muchos de los cuales terminaron en actos de violencia, de confrontación con la autoridad.

Cada mañanera, el presidente nos habla desde la incongruencia, lo que duele de ver en un político cuya figura se encumbró con la esperanza de más de 30 millones de mexicanos. ¿Cómo defenderlo cuando él mismo es su peor enemigo? ¿Qué hubiera dicho el López Obrador de hace tres años sobre un crecimiento económico del 0.1 por ciento y de la aprobación de una ley que penaliza las manifestaciones sociales?

¿Qué hubiera dicho López Obrador de los recortes en hospitales, de los despidos masivos, de la nula generación de empleo, de la precarización del salario, de la galopante inseguridad? Ahí están los datos duros, los números que plasman la realidad y que las mismas instituciones del estado acreditan, por más que el presidente tenga otros datos.

Sí, tiene algo de gracia ver al presidente negar la información emanada de su propio gobierno. Pero ya en serio, preocupa y desasosiega ese nivel de intransigencia. Porque si no se reconoce el problema, entonces, cómo se soluciona. Es como el alcohólico que no acepta que tiene una adicción con la bebida: el beodo también tiene otros datos.

Ningún mexicano quiere que al presidente le vaya mal, porque si le va mal a él le va, mucho peor, a México, y por ende, a los mexicanos, a todos nosotros. Pero estamos en la inercia de un círculo vicioso, pues el presidente vive en otra realidad, una realidad cuyo discurso oficial es diametralmente opuesto a lo que estamos viviendo.

Y duele, realmente molesta, indigna, ver en la mañana al presidente justificar lo injustificable e irse por la tangente, evadiendo la realidad y afirmar que él tiene otra información. Que el país va bien, cuando los empleos faltan y el dinero de las familias no ajusta (el ingreso de los hogares disminuyó 4.1%). No basta con tener buenas intenciones y fe, también debe haber acciones, hechos, logros. No todo es retórica.

DOS PUNTOS

Manzanillo es un anillo de fuego por la violencia delincuencia. Es una lástima que la alcaldesa de ese municipio no dimensione la importancia del trabajo de coordinación entre las instituciones, empecinada en la confrontación política, ya no sólo con el gobernador, sino con el mismo gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Griselda se ve en el espejo y se pelea consigo misma.