BITÁCORA REPORTERIL

CÉSAR BARRERA VÁZQUEZ | Opinión | 09/04/2019

LOS PELIGROS DE LA AUSTERIDAD

Nada tiene de malo la austeridad, cuando se racionaliza y optimiza el gasto público, mejorando la capacidad financiera de los gobiernos, así como su respuesta en la atención ciudadana. El problema surge cuando resulta contraproducente: que afecte partidas y beneficios sociales, que entorpezca la función pública y perjudique la calidad del servicio, pues todo esto afecta la funcionalidad del gobierno. 

El plan de austeridad de la cuarta transformación no solamente eliminó la grasa de la maquinaria burocrática del estado, sino que también cortó músculos y tendones, hasta dejar, en algunas áreas, una reluciente osamenta, signo premonitorio de lo que podría ser la administración pública federal en un futuro.

Pero dejen me remito a los hechos: se redujeron programas como el de fortalecimiento de la calidad educativa, cuyo recurso en el presupuesto de egresos de la federación era superior a los 4 millones de pesos en el 2018 y, ahora, este año, es de sólo 744 mil pesos. Fue un recorte, en aras de la austeridad, del 81 por ciento.

El programa de escuelas de tiempo completo también se redujo, al pasar de 134 millones 293 mil 419 pesos en el 2018 a poco más de 121 millones en este 2019. Este programa es fundamental para que los docentes continúen laborando en los planteles con horarios escolares ampliados y constituye un beneficio directo al alumnado. 

También el programa de la reforma educativa, que incentiva la calidad en la educación, un componente clave que da sentido y cumplimiento al artículos tercero constitucional, se redujo casi en un 50 por ciento. Considerando esto, ¿por qué el gobierno de Andrés Manuel aplica una política de austeridad que afecta programas relacionados con la calidad de la educación? El tema son las prioridades del presidente, y la educación no es una de ellas.

Otro ejemplo producto de una mala concepción de austeridad: el programa de atención a jornaleros agrícolas desapareció en el presupuesto de egresos de la federación en este 2019; este apoyo, en el 2018, fue de casi 300 mil pesos, recurso focalizado a un sector vulnerable.

Por otro lado, desaparecieron los recursos federales para los programas de comedores comunitarios, empleo temporal y seguro de vida para jefas de familia; todos estos programas recibieron, de manera conjunta, más de 4 millones de pesos el año pasado y hoy, por la política de austeridad del presidente, no recibirán un solo peso.

El presidente no ha explicado por qué se modificó la política pública orientada a incentivar la inversión productiva --y en algunos casos se canceló como en el sector turístico-- y, ahora, por el contrario, se robustecen las listas del asistencialismo oficial: el programa para el fomento a la economía social recibió en el 2018  más de 2 millones de pesos, ahora se le presupuestó un recurso inferior a los 800 mil pesos.

La lógica parece ser ésta: para qué invertir en la generación de empleo y en el fomento de empresas que propicien la derrama económica, si puedo entregar apoyos directos que, en tiempos de elecciones, me resultan en un padrón de beneficiados, susceptibles a la coacción del voto y que dependen directamente de mí, gobierno federal.

Me refiero a becarios de las universidades de Morena, jóvenes que no estudian y trabajan --beneficiarios del programa Jóvenes construyendo el futuro--, madres solteras que reciben recursos directos –antes canalizados a las estancias infantiles—y adultos mayores. Reitero: es una cuestión de prioridades. Y quedan claras cuáles son las del presidente.

DOS PUNTOS

El presidente ya se dio por vencido y cedió a los chantajes de la CNTE: “lo que digan los maestros”, haciendo alusión a los maleantes que viven del presupuesto educativo y que buscan, con violencia, recuperar el control de plazas y la nómina educativa, privilegios que antes detentaban y que la reforma educativa del 2013 les quitó. Ahora todo depende de la oposición en la cámara de diputados y el senado. Ojalá demuestren tener la valentía que el presidente no tuvo para defender la educación de la niñez y juventud mexicana. Todo depende de ellos.