ENTRE EL PAN Y EL CAFÉ

Administrador Colimapm | Opinión | 17/09/2018

POR: Pepe Naranjo

* MI ORGULLO UNIVERSITARIO

La Universidad de Colima cumplió 78 años de fundación. Qué orgullo siento constatar el crecimiento e importancia de nuestra Alma Mater. Tengo presentes miles de recuerdos de mi paso por la Máxima Casa de Estudios, desde mi ingreso al Bachillerato Uno en 1981 hasta mi paso por la Escuela de Letras y Comunicación, hoy conocida pomposamente como la Falcom.

Momentos inolvidables, la inmensa mayoría gratos; innumerables amistades nacidas en el campus, tanto de compañeros alumnos, maestros y personal administrativo, que atesoro hasta hoy. Son cientos, tal vez miles, que valoro y reconozco.

Mi admiración y reconocimiento a cada uno de los rectores que en su momento y circunstancia aportaron lo mejor de su talento para hacer de la UdeC la institución sólida y prestigiada que hoy es Orgullo de los Colimenses y de la Comunidad Universitaria. Ellos y cada uno de los trabajadores, desde el más importante hasta el más humilde, contribuyendo a su engrandecimiento.

Vi de cerca el crecimiento de nuestra Universidad desde el periodo rectoral del Lic. Jorge Humberto Silva Ochoa (qepd), a quien siempre agradeceré haberme dado mi primer empleo formal como reportero de ECOS de la COSTA en 1985, cuando el “Decano de la Prensa Colimense” era vespertino y tenía su sede en Morelos # 29, en pleno corazón de Colima.

Por supuesto también con los rectores Fernando Moreno Peña, Carlos Salazar Silva, Miguel Ángel Aguayo López, Ramón Cedillo Nakay y el actual José Eduardo Hernández Nava, hemos observado el fortalecimiento institucional de la UdeC.

Recuerdo mi paso por la Escuela de Letras, haciendo mis pininos como conductor de radio y televisión ante micrófonos descompuestos y supuestas cámaras hechas con cajas de cartón; hoy día se tienen modernos laboratorios y una vanguardista estación de radio. 

Evoco los torneos estudiantiles de futbol en la famosa “lija” (campo de tierra y piedra), que con el paso de los años se tornó en la espectacular Unidad Deportiva Universitaria, que hoy alberga las mejores instalaciones deportivas de la entidad, sede de importantes eventos a nivel nacional. 

Qué esperanza que en aquellos años existieran los polideportivos que construyó durante su rectorado el Lic. Fernando Moreno Peña en casi todos los municipios. O Cuándo hubiéramos pensado que un grupo artístico de la UdeC tuviera el éxito internacional que ha construido esa joya de todos que es el Ballet Folclórico de la Universidad de Colima, gracias al maestro Rafael Zamarripa. 

Qué orgullo siento haber laborado como reportero de la Dirección General de Información cubriendo importantes actividades académicas, sociales, culturales, deportivas, de docencia e investigación. 

Y por supuesto, haber sido testigo cercano del crecimiento deportivo de la institución, como reportero en la cobertura de los Loros de la Universidad de Colima en el futbol profesional de Tercera y Segunda División en una primera etapa, y luego en la llamada Liga de Ascenso en años recientes.

Igualmente, haber sido testigo como enviado especial en los títulos de campeón de nuestra Universidad a nivel estatal, regional, nacional en los Juegos del Consejo Nacional del Deporte Estudiantil (CONDDE) y su participación internacional en el Torneo Mundial Universitario en Las Cruces Nuevo México, donde participó como futbolista mi hermano Hugo; o en la Universiada Mundial en Fukuoka, Japón.

En la Universidad de Colima viví, junto a mis compañeros de Letras y Comunicación, el grave terremoto de 8.1 grados Richter del 19 de septiembre de 1985. Estábamos en clase de Literatura cuando a las 7:17:47 de la mañana se cimbró la tierra. 

En aquel tiempo nuestra Escuela era de una sola planta y no tenía los dos pisos que hoy luce. Salimos a la amplia explanada común con Trabajo Social, Enfermería y Medicina, y luego todos a casa. Después por televisión, Zabludovsky nos presentaría la dimensión de la tragedia en la capital del país.

Al paso de los años, regresé a mi Universidad para cursar junto con un grupo de grandes amigos y compañeros el Diplomado en Periodismo, que tantas satisfacciones nos dejó.

Más recientemente, mi orgullo universitario se reflejó a través del intercambio estudiantil que mi hija Hilda Ceci Naranjo García realizó durante un semestre en la Universidad de Zaragoza España, que hace décadas era casi imposible para miles de alumnos colimenses. 

Asimismo, con su titulación como Licenciada en Diseño Gráfico, egresada de la Facultad de Arquitectura y Diseño (Campus Coquimatlán), donde sus sinodales la calificaron con excelencia.

Éste es mi orgullo universitario, que también lo fue de mi hija y estoy seguro en el futuro será de mi nieta como orgullosa alumna de nuestra Máxima Casa de Estudios: la Universidad de Colima.