EL DIENTE

Administrador Colimapm | Opinión | 11/09/2018

POR: Armando Polanco

Incluso los focos de la tienda de don Salva aluzan poco, ese carro que va con música a todo volumen ha de ser con muchachos embriagándose a estas horas de la mañana, no había visto este perro tendido a media calle que a mi paso alzó su cabeza, dio un gruñido y volvió a dormir.

Hoy lunes empieza una semana, el pueblo está oscuro, aquí en la escuela primaria al menos hay más luz adentro que afuera, chin, olvidé mis guantes tendré qué pedir unos prestados, son las tres y media de la mañana tengo buen tiempo para llegar, esta noche sentí más calor que ayer, la capillita la están arreglando ojalá quede más bonita y este año volveré a vestirme de indito todavía aguanta el pantalón de manta, qué nublado está, no se mira la luna, este aire huele a tierra mojada, ha de haber llovido para arriba y aquí nomás ni una gota cae, ahh, huele bonito, hoy lunes será pesada la jornada nos dijeron el viernes que hay tres cargamentos de arándano para Estados Unidos y debemos apurarnos para que salgan a tiempo, esta cuadra está más oscura, los árboles están sin podar y tapan por donde uno camina, ¿quiénes serán esos dos que vienen allá atrás?, no los había visto y caminan rápido, vienen separados uno de otro, ah, este cable de luz se me atravesó por ir mirando para atrás, no sé por qué me entraron unos nervios, siento como un hilito frío que me recorre toda la espalda y traigo erizados los vellos de mis brazos, voy a caminar más rápido pero mis pies no me responden como quisiera, santamaríamadredediosruegaseñorapornosotroslospecadores,  esa luz de carro que viene me encandila, aprovecharé para caminar más rápido, me paro en esta esquina donde hay muchas plantas y poder respirar hondo, escucho sus pasos que se oyen cada vez más cerca, no sé si correr, gritar o meterme en algún recoveco, mejor sigo caminado.

Faltan dos cuadras para llegar, en esta hay muchos carros y no hay luz en toda la cuadra, se me corta mi respiración y mi corazón se me va a salir tum, tum, tum, tum, tum, escucho mis latidos, y sus pasos cada vez  más cerca como queriendo alcanzarme, de pronto oigo que uno corre y el otro también, entonces también yo corro, encuentro una camioneta estacionada y oigo como cuando dejan caer un costal con papas, dos cuerpos chocando uno con otro, escucho forcejeos a unos pasos donde me encuentro, con mucho cuidado miro los cuerpos rodar en la banqueta y caen al pavimento luego se oye un golpe en seco como un metal, hay un silencio y uno de ellos se echa a correr y se pierde en la oscuridad de la calle.

Yo hasta ese momento me descubrí a salvo, ileso, no era a mí a quien perseguían, toco mis manos, mi cara, estaba temblando de miedo, las llantas traseras de aquella camioneta fueron mi resguardo. Poco a poco me fui moviendo hasta poder levantarme y busco en penumbras el cuerpo aquel, estaba allí tendido en el suelo. Una tenue luz lo hacía visible, a un lado del bulto brillaba un objeto pequeño, miré a todos lados en busca de testigos y no había nadie, me acerco a aquello que brilla y lo que descubrí fue un diente de oro, al tiempo de extender mi mano para tomarlo escucho el tercer pitido, entonces me lo guardo en el bolsillo de mi pantalón y camino para alcanzar el camión que me lleva a mi trabajo.