?

Con Pancho

Administrador Colimapm | Opinión | 01/09/2018

POR. Armando Polanco

HOY FUI CON PANCHO a cortarme el pelo, el sofocante calor de las cuatro de la tarde inunda el pequeño salón, hay personas esperando su turno, entre ellas Luisa Navarro que cabecea en aquella atmósfera sofocante. La tarde son canciones de antaño que Pancho escucha con un volumen a medias.

Miro las blancas paredes en donde cuelgan dos cuadros modelos hombre y mujer bien vestidos y peinados.

Un niño entra con servilletas tejidas a mano, las extiende a la somnolienta señora que mira sorprendida a su inesperado despertador, -cómpreme una..- le dice suavemente. Observo la escena gracias al espejo con marco de aluminio que tengo frente a mí.

Pancho me invita a sentarme en la silla al tiempo que extiende una capa azul marino de plástico que amarra a mi cuello para luego preguntarme: ¿igual, con la cero a los lados y, desvanecido arriba ? respondo afirmativamente y río por tan obvia pregunta. Mi herencia paternal no me permite hacerme un corte de honguito, un flet tap además de pasados de moda, mi escaces capilar obliga a pasarme la máquina solo por los lados y arriba uno que otro tijerazo que empareje mis nacientes y amados cabellos.

Me gusta ir con Pancho por el tiempo que tarda y que me hace sentir que cargo con una melena que ni el paso de la máquina una y otra vez lo disminuye; pasa el peine, mueve los dedos y vuelve a mojar mi cabello y vuelve a cortar aquí y allá.

Mientras me pasa la maquina por tercera vez, Luisa Navarro toma entre sus manos las servilletas y escoge dos de cuatro que el menor ofrece, observa detenidamente las figuras hasta que decidida saca su pequeña cartera que lleva en el seno izquierdo y da un billete de veinte pesos al chiquillo que gustoso, sale como entró.

El viento sopla poco, mientras yo, encerrado en plástico, aguardo sudoroso.

-Están bonitas- dice Pancho a Luisa Navarro quien le muestra las dos servilletas con flores rojas una y un jarrón con flores blancas, la otra.

-Es para ayudarle, pobre niño…- dice la señora que jala palabras que se escuchan agotadas.

Pancho continúa su labor en silencio, dando un paso atrás, otro hacia delante y de vez en vez mira el espejo y dudando, vuelve a tomar máquina y peine con tijera. Ya ha pasado mucho tiempo y ha usado todos los instrumentos que tiene en el pequeño mueble con espejo. Rasura, polvea y vuelve a meter tijera en los últimos cabellos salientes antes de pararme, pagar, dar las gracias por tan terapéutico corte y dejar el lugar a Luisa.

Es sábado. El pueblo es silencio. A lo lejos, el pitido del tren anuncia su paso por Coquimatlán.

Miro en mi celular y ya son las seis de la tarde.

The feeling of replica handbags uk is noble and gucci replica , but hermes replica black replica hermes bag will not give this handbags replica. The black Hong Kong-flavored shoulder replica handbags is engraved with a delicate kitten pattern, giving a kind of Playful and cute feeling.