PUNTO (.) ROJO

Administrador Colimapm | Opinión | 25/07/2018

POR: J. Baldomero Díaz Gaytán

LA NOCHE QUE AMLO DURMIÓ EN CAMPOS

ESTE DÍA, CLARO QUE MANDO POSTDATAS

Literalmente, el sistema político le había robado la elección del 2006 y Felipe Calderón era el Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. En respuesta a ese hurto, Andrés Manuel López Obrador recorría el país cobijado en la figura del presidente legítimo de los mexicanos. Era la tercera semana del mes de febrero del 2007 y López recorría el país buscando el apoyo de los ciudadanos. Empezaba a construirse el mito que se convirtió en leyenda el primero de julio del 2018.

Aquella noche, López Obrador había encabezado un mitin en la Plaza del Pez Vela en Manzanillo. Había dicho que le habían robado la elección y en su discurso lanzó una frase premonitoria: “Yo les prometo que no claudicaremos, seguiremos luchando, y vamos a sacar al PRI y al PAN de Los Pinos. Yo me comprometo a que con el apoyo de todos ustedes, vamos a vencer a la mafia del poder”. Había sido un mitin pequeño, quizás antes 150 ó 200 personas que aún creían en su presidente legítimo.

A eso de las 10:00 de la noche, los organizadores de la gira de López Obrador lo llevaron a la comunidad de Campos, para que pernoctara en la casa de David Díaz Valdez, uno de los perredistas más combativos de la región. El presidente legítimo esa noche cenó un plato de pozole y tomó un poco de vino tinto. Después se dedicó a charlar durante varias horas con algunos militantes del Sol Azteca que realizaban proselitismo político en Manzanillo.

Los asistentes a esa reunión aquí los mencionamos: El anfitrión David Díaz Valdez, cuyas locuras divertían a López Obrador, pues decía que “hay que tener muchos cojones para enjaularse, para amarrarse en las palmeras y enfrentar a la gente del poder”.

Y también estaban don Adrián de la Torre Rojas, de quien López decía que “este hombre es la encarnación de la honestidad. Adrián es luchón e incorruptible”. Estaba el profesor Adán Zamora, el vendedor de uniformes escolares Fernando Sánchez Valdez, el humilde líder social de Santiago, Francisco Villa Hernández; el abogado Salomón Sierra Gallegos, el activista Alfredo Gutiérrez Pérez, el vendedor de libros Carlos Borrayo y don Aurelio “El Cualata”. La única dama en la reunión era Rocío Cervantes Castillo, la dueña del restaurante “El Capitán Gorila”, ubicado en la playa de La Boquita de Miramar.

Esa noche en Campos, Andrés Manuel se puso nostálgico, habló de cómo habían instrumentado el fraude electoral en su contra y narró también el proyecto de nación que visualizaba para el día que fuera presidente de la República. Esa noche habló de ayudar a los más pobres, de generar mejores condiciones para que los hijos de éstos pudieran terminar una carrera universitaria. Esa noche, ante sus amigos del entonces PRD de Manzanillo, les dijo que “El Canto a la Libertad” de José Antonio Lebordeta “es una de las canciones que me inspiran para seguir adelante en este camino hacia la transformación de México”.

Y esa noche, López Obrador les tarareó a sus amigos algunos de los párrafos de esa memorable canción que es una de las más escuchadas en todo el Mundo: “Habrá un día que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad. Hermano aquí mi mano será tuya mi frente y tu gesto de siempre caerá sin levantar, huracanes de miedo ante la libertad.

“Haremos el camino en un mismo trazado uniendo nuestros hombros para así levantar a aquellos que cayeron gritando libertad. Sonarán las campanas desde los campanarios y los campos desiertos volverán a granar, unas espigas altas dispuestas para el pan. Para un pan que en los siglos nunca fue repartido, entre todos aquellos que hicieron lo posible, para empujar la historia hacia la libertad.

“También será posible que esa hermosa mañana ni tú, ni yo, ni el otro la lleguemos a ver, pero habrá que empujarla para que pueda ser. Que sea como un viento que arranque los matojos surgiendo la verdad y limpie los caminos de siglos de destrozos contra la libertad”.

La noche que durmió en Campos, Andrés Manuel López Obrador convivió hasta las tres o cuatro de la mañana con sus amigos de Manzanillo. Anote esos nombres, amable lector, porque muchos de ellos pueden jactarse de ser amigos del futuro presidente. Y López Obrador, lo dicen sus biógrafos, es un hombre muy agradecido.

Por lo tanto, es trabajo periodístico el ir identificando a los amigos que AMLO tiene en Manzanillo. Y aclaramos, amigos, no aliados políticos.

MIS POSTDATAS DE ESTE DÍA

P. D. 1.- Hay dos actores políticos de Colima que están muy ligados a la carrera de Andrés Manuel López Obrador:

1.- Jesús Orozco Alfaro, director de la Administración Portuaria Integral de Lázaro Cárdenas. En el 2003 fue candidato a gobernador de Colima por el PRD y uno de los que lo convencieron para que aceptara la nominación fue el entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador.

2.- Mario Anguiano Moreno, el ex gobernador de Colima. En el año 2006, cuando Anguiano era alcalde electo de Colima, participó en algunas marchas a nivel nacional para defender la victoria de Andrés Manuel López Obrador. Muchas ocasiones, Mario dijo que era admirador de la forma en que López ejercía el poder público y político.

P. D. 2.- Dicen los que saben que vendrá una buena sacudida en el interior del Partido Revolucionario Institucional en Colima. El tema de la sucesión del 2021 se ha convertido en el punto prioritario de la agenda del gobernador Ignacio Peralta. En consecuencia, los hombres y mujeres más cercanos al priísta con mayor responsabilidad en el estado son los que se harán cargo del partido. Por lo tanto, se rumora, más pronto de lo que canta un gallo podría haber dos vacantes en el gabinete legal del mandatario.

Por cierto, dicen que en el CEN del PRI, tienen la propuesta de que José Manuel Romero Coello sea el nuevo líder del tricolor en Colima.

Y ni una línea más.