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LA PANGA

MAYAHUEL HURTADO | Opinión | 22/06/2018

¿QUÉ FUE PRIMERO, EL TREN O LOS HABITANTES?

Desde por lo menos 10 años a la fecha, uno de los problemas que más manifestaciones e incluso bloqueos ha causado, fue el paso del tren desde lo que se conoce como La Negrita hasta El Tajo y La Alameda. Siempre se ha buscado que el culpable sea el tren, ahora el nuevo culpable es el túnel ferroviario, pero sí somos completamente honestos, debemos partir de una pregunta: ¿Qué fue primero, el tren o los habitantes?
Las crónicas nos dicen que el comercio exterior y la pesca fueron las primeras actividades económicas en la región, incluso, se habla de navíos que mucho antes de que hubiera tren encontraron en Manzanillo una ruta perfecta para trasladar cargas.
En sus inicios, las líneas ferroviarias no solamente representaban la oportunidad de un transporte para carga, también el tren durante muchos años fue el medio de transporte de personas que viajaban no solamente a Colima, sino a diferentes puntos de la República.
Primero se construyeron las vías del tren, en terrenos que no estaban habitados y posteriormente las personas fueron construyendo sus casas en las cercanías. Y así fue creciendo Manzanillo, a la par del tren.
Por la necesidad de tener mayor fluidez en el movimiento de cargas contenerizadas, de 2012 a la fecha surge la urgente necesidad de buscarle una mayor conectividad y aprovechando el recurso lograr armonizar la ciudad y puerto, porque no solamente la vía férrea era necesaria, sino también las principales vialidades que conectan al puerto y la carretera que conduce desde Manzanillo hacia otros puntos de la República.
Nuestro municipio, de manera acelerada, comenzó a mover cargas de tal forma que se ganó el nombre de “ombligo logístico del país”; hace algunos años, aproximadamente seis, todo mundo peleaba porque se sacará el tren del centro, bajo el argumento del secuestro constante de la ciudad y de las emergencias médicas que pudieran darse.
Varios presidentes de México vinieron a hacer la promesa que nunca cumplieron: “Sacar al tren del centro de Manzanillo”, y fue Enrique Peña Nieto quien tomó las riendas de esta promesa eterna y justificándola con el crecimiento portuario, giró instrucciones para que de inmediato se iniciaran los trabajos de planeación de obra y ejecución de la misma.
Los habitantes de esta ciudad han subestimado la inversión total de la obra del túnel que comprende primero la parte de la indemnización a los llamados afectados que vivían en cercanías de la zona en que se iba a ejecutar la obra, a todos ellos se les pagó por el daño que sufrirían tras ser reubicados o bien en daños estructurales y de alguna manera evitar problemas legales y manifestaciones que entorpecieran los trabajos.
El segundo paso fue la planeación del diseño de obra, que a decir verdad, pasó varios filtros, mismos que palomean o dan el visto bueno para proceder a los trabajos. Seguido de esto, está el contratar vía licitación a la empresa que tenga la capacidad, capital humano y maquinaria suficiente para realizar una obra de esta magnitud. A la par de esto, es la etiqueta que se le pone a los recursos federales para que se realice dicha construcción.
Posteriormente, la viabilidad del desarrollo de la obra y por último la fecha tentativa de su entrega; en el entendido de que el realizar obras como estas no tienen palabra de honor, porque pueden surgir algunos imprevistos, ya que trabajos de alta tecnología y si consideramos el trabajo de perforación de la tierra o de los cerros, es complicado culminar para acelerar los trabajos.
Total que la obra está al 95% de su avance e incluso el túnel ya está siendo utilizado por el ferrocarril desde los últimos días del mes de mayo pasado. Por parte de la SCT, el director del centro Colima, Guido Mendiburu, ha tenido la disposición de atender a cuanto habitante, grupos de colonos, asociaciones de comerciantes y manifestantes se han acercado para conocer los detalles del desarrollo de la obra.
Si a esto le sumamos que los niveles del gobierno municipal y estatal palomearon el proyecto, todos teníamos conocimiento que en unos cuantos días la obra iba a ser entregada al pueblo de Manzanillo, pero… resulta que el día de ayer se manifestaron diversas personas en contra de que se cerrara un acceso vial, mismo que está contemplado en el proyecto y que por motivos de seguridad así estaba destinado dentro del plano ejecutivo a quedar sin uso.
Pero estamos en los tiempos en que muchos sacan raja política de un tema, más si esto tiene que ver con el ámbito federal. Ayer vimos a personas que no sabían lo que hacían ahí, pero ahí estaban, otros medianamente tenía una idea de lo que representaba esa manifestación y debo decirlo, los más vivos, los que sí van persiguiendo un interés en específico, se dieron a la tarea, un día antes, de emitir un comunicado a nombre de los planteles de educación básica, en específico de la primaria Cristóbal Colón, que se encuentra en la zona de conflicto, y que al buscar comunicarme con la directora para pedirle información, en breves palabras dijo: “Se ha manejado que estoy convocando a los padres de familia para asistir a una manifestación, situación que no es verídica, mañana 21 de junio habrá clases normales y estaremos pendientes a los cortes de circulación que defina la autoridad vial”.
Hago referencia a este testimonio porque así como en este caso se manejó el nombre de un plantel educativo, no dudo que otros planteles u otras personas hayan sido atraídos a esa manifestación a tientas y a ciegas. Cierro esta columna con una reflexión: ¿Qué fue primero, el tren o la ciudad? La respuesta es muy sencilla, evoquemos a la historia y a las memorias de esta bella ciudad y puerto. Sí es verdad, qué molesto es el tren, cuánto ruido deja a su paso… pero también cuánto desarrollo económico ha dejado a la región.

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